En el panorama de las artes plásticas de la década de los ochenta en Colombia, Lorenzo Jaramillo Mora ocupó un destacado lugar debido a su trabajo artístico en campos como la pintura, la ilustración, el grabado y la escenografía. Primogénito del profesor e historiador Jaime Jaramillo y de su esposa Yolanda Mora, nació en la ciudad alemana de Hamburgo, en 1955, y murió en Bogotá (Colombia), en el año de 1992, en plena expansión creativa.

Su temprana inquietud por el arte y la cultura en general, lo llevaron a configurar un auténtico universo estético, plagado de vitalidad en la forma y el color, que haría de su obra una constante interpretación del interior del ser humano. Podríamos decir que tuvo una profunda admiración, primero por su maestro formador Antonio Roda y por maestros universales como Velásquez, Picasso y Francis Bacon, entre otros.

Incansable viajero y estudioso riguroso, no solo de los aspectos relacionados con el arte y la cultura universal, sino también de la condición humana. Su obra pictórica se vio expuesta de manera individual y colectiva desde 1975 hasta 1991 y de forma póstuma en 1997. Otras actividades profesionales lo llevaron a realizar, desde 1981, trabajos relacionados con el diseño, la realización de escenografías y como profesor en talleres de pintura.

Su sobresaliente carrera le permitió cosechar reconocimientos, menciones especiales y becas. Su temprana muerte privó a las artes y a la cultura en general y, en particular, a la pintura, de un artista que supo interpretar su tiempo y el interior del ser humano.

La muestra documental sobre el artista Lorenzo Jaramillo, que presentamos a continuación, quiere hacer énfasis en una parte de documentos que conforman el Fondo de la familia “Jaramillo Mora”. Nuestra selección se ha decantado por ejemplos documentales que nos ilustran la temprana inquietud que por el arte manifestara Lorenzo Jaramilllo; sus primeros años de formación académica, recomendaciones académicas e impresiones sobre lugares, hacen parte de un conjunto de memorias de viaje, así como de ejercicios previos al trabajo creativo, plasmados en cuadernos y de los que la Sala conserva un ejemplar.

Todos estos documentos guardan un profundo sentido íntimo, familiar y cotidiano que nos ayuda a dibujar un semblante más amplio, no solo del artista, sino del niño, del estudiante y del hijo. Su reconocida obra ha sido motivo de múltiples reflexiones por parte de expertos y conocedores de primera mano. Nuestra apuesta es por la difusión de otros aspectos que contribuyan a explorar el universo de su personalidad, especialmente desde sus primeros años, representados en algunas fotografías donde ya se pueden ver ciertas aptitudes artísticas, lo mismo que algunos dibujos en técnica de crayola. Las libretas de calificaciones cierran esta pequeña muestra de documentos de su temprana edad. Como adulto, compartimos un fragmento de sus diarios de viaje, unos bocetos a lápiz y, por último, un cuaderno sobre un proyecto artístico, en el que se ilustra el proceso creativo.

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