Escudo de la República de Colombia

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Cuando tenía dos años, su familia fue desplazada por el conflicto armado en el municipio de Granada, Antioquia. A Medellín llegaría una familia con los traumas propios de este suceso, pero con un niño en brazos que contrario a lo que dice su apodo, es un hombre con mucha luz.

Genaro Alfonso Aristizabal Echeverri quizás sea un nombre que no dice nada para la mayoría de personas de la Sede, es normal y puede mezclarse con el centenar de nombres que día a día recorren los pasillos o que alzan la mano para confirmar su presencia en las aulas de clase; pero si hablamos de Poca Luz, ahí entonces el nombre toma una particularidad  propia del niño aquel que se hizo famoso por Los Colores de la Montaña.

Son más de 12 años los que han pasado desde que se estrenó la película, pero se quedó en la mente de las personas, quizás, porque es un reflejo que a diario vivimos en este país y que como dice su protagonista, “Es un recuerdo que dejó huella en la memoria de muchos colombianos, pues a diario se vive”.

Hoy Genaro cursa décimo semestre del programa de Estadística, de la Facultad de Ciencias y desde que ingresó a la Universidad no ha hecho otra cosa que vivirla al máximo, bien vivida, eso sí, haciendo parte de las clases de danza e integrando semilleros de investigación.

“No conocía la Universidad y me enamoré de ella, desde un principio me empezó a ir muy bien pero sentía que estaba tratando a la universidad como si fuera el colegio, porque iba, estudiaba y me devolvía para la casa, entonces no logré entablar muchas relaciones y fue hasta los siguientes semestres en los que empecé a conocer gente y fue esto lo más enriquecedor, poder conocer otras culturas, gente de otras regiones, que tienen otras forma de expresarse, eso es lo más maravilloso que tiene hacer parte de esta institución”, comenta Genaro.

Pero no todo han sido buenos momentos en la carrera universitaria de Genaro, en un momento sufrió la popular crisis de mitad de carrera, en la que se preguntaba si la decisión que había tomado era la correcta o si sería capaz de terminar sus estudios.

“Fue gracias a mi familia y amigos que había conocido aquí, que pude superar ese mal trago. A partir de ahí descubrí otra manera de ver mi carrera, empecé a ver materias propias del programa y a entender que había tomado la decisión correcta”.

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Y es que ese proceso de dudas hicieron de Poca Luz ese joven parecido al protagonista de la película, intrépido y arriesgado a vivir grandes experiencias de la mano de sus amigos. Por eso, estuvo en las clases de bachata y salsa que se ofrecen cada semestre en los talleres culturales de bienestar universitario y hacer parte del grupo de investigación Hydrometra.  

“Nunca pensé que un estadístico pudiera integrar un grupo como estos, pero para mi sorpresa conocí que era interdisciplinar y que todos podíamos aportar desde nuestros saberes, esto me convenció desde un principio, desde el momento en que vi a la líder del grupo exponer en el Ágora buscando que personas se unieran”, agrega Genaro. 

Esta es una pequeña historia que sirve como homenaje a un hombre que supo alcanzar la fama con un papel que conmovió a todo un país, con una película que como dice Enrique Posada conviene ver y degustar, no solamente para aproximarse a las complejas realidades colombianas, sino a las complejidades mismas del alma humana, para recuperar como espectadores esas miradas iluminadas de niño, que ve los colores de la montaña y se atreve a pintarlos sobre las huellas de la violencia. Un hombre con mucha luz que deja de consejo a sus compañeros una clave de cómo vivir la universidad y ser profesionales íntegros. 

“Mi invitación es a que se apropien de los espacios y recursos que ofrece la universidad, más allá de los ámbitos académicos. Lo mejor que uno puede hacer como estudiante es enfocarse en los estudios y vivir la universidad a través de la oferta recreativa y cultural que ofrece, solo así se conocen las diferentes visiones y realidades de personas de todo el país, solo así se crean relaciones que serán para toda la vida”. Concluye Genero Alfonso Aristizabal Echeverri, “Poca Luz”. 

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